La Literatura en el Renacimiento
Cesia Galo
La literatura
renacentista forma parte de un movimiento más general del Renacimiento que experimenta la cultura occidental en los siglos XV y XVI,
aunque sus primeras manifestaciones pueden ser observadas en la Italia de
los siglos XIII y XIV.
Se caracteriza por la recuperación humanista de
la literatura clásica grecolatina y se difunde con gran pujanza
gracias a la invención de la imprenta hacia1450.
La literatura
Renacentista en Italia:
El dolce stil nuovo
El dolce stil nuovo ('dulce estilo nuevo') es un tipo de
lírica amorosa culta que se desarrolla en Florencia en el siglo XIII. Sus
representantes más destacados son Guido Guinizelli,Guido Cavalcanti y Cino da Pistoia.
Sus principales características son:
·
Sinceridad
en la expresión de los sentimientos en la línea de la lírica humana, popular y
profundamente religiosa de San Francisco de
Asís.
·
Presencia de
una naturaleza primaveral en armonía con el hombre retomando el tópico clásico
del locus amenus.
·
Musicalidad,
suavidad, elegancia y eufonía en la expresión formal.
·
Amor
concebido como una experiencia trascendente, que pone en contacto al enamorado
con la sabiduría, la felicidad y lo divino.
·
La mujer
constituye una personificación del ideal neoplatónico. Es un ser
angélico de naturaleza celestial concebido como donna
angelicata.
Literatura Renacentista en Alemania
Alemania aportó al
Renacimiento la tecnología que lo difundió rápidamente: la imprenta, inventada en el mismo año en que se considera que nació
este movimiento espiritual, 1553, por Johannes Gutenberg. Este invento, junto con el del papel, abarató y
multiplicó el número de los libros causando en toda Europa una cada vez mayor
generalización de la lectura y la cultura, propiciando el nacimiento del
sentido crítico que dio lugar a la Reforma protestante. Entre 1450 y 1600 se
difundió en los países y principados del área germánica el Humanismo y surgió, como consecuencia del mismo, la Reforma
protestante.
Representantes conocidos fueron Erasmo de Rotterdam, activo en Basilea, y Johannes Reuchlin, aunque ambos escribieron la mayoría de sus obras
en latín y tuvieron poca influencia fuera de los círculos de eruditos.
Literatura Renacentista en Holanda
El siglo XVI está dominado en
Holanda por la figura de Erasmo de Rotterdam y el humanismo latino. Y aunque el humanismo optó
preferentemente por expresarse en latín, ya en el Renacimiento empieza a
fraguarse una lengua literaria común a los diversos Países Bajos a partir de
las primeras traducciones por parte de los protestantes de la Biblia; se trata
de un neerlandés más homogéneo y menos dialectal que hasta entonces.
Este
largo proceso empieza con la agitación de los protestantes contra el
catolicismo a machamartillo que quiere imponer Felipe II.
Los protestantes promueven varias traducciones al holandés del Psalterio, en lo que destaca Jan Utenhove,
quien fue además el primero en traducir al holandés el Nuevo Testamento. Philips van Marnix escribe sátiras contra la iglesia católica.
Literatura Renacentista en España
La introducción del
renacimiento en España fue temprana. Aunque las influencias italianas ya se
dejaron sentir en el siglo XV, especialmente en torno a la corte napolitana de Alfonso V de Aragón y el magisterio de Lucio Marineo Sículo, Antonio Beccadelli y Lorenzo Valla, no
fue hasta el segundo cuarto del siglo XVI que Garcilaso de la Vega y Juan Boscán comienzan,
a sugerencia de Andrea Navagero, a
adoptar los metros y maneras de la poesía italiana. Inmediatamente comenzó a
emerger una pléyade de poetas (entre los que cabe citar a Gutierre de Cetina, Diego
Hurtado de Mendoza, posible autor del Lazarillo de Tormes (1554), o Hernando de Acuña) que emularon el camino que había tomado
Garcilaso, el llamado «príncipe de los poetas españoles»
Fragmento de la Novel Picaresca El Lazarillo de Tormes
Anónimo, Lazarillo de
TormesYo, como estaba hecho al vino, moría por él yviendo que aquel remedio de la paja no me aprovechaba ni valía, acordé en el
suelo del jarro hacerle una fuentecilla y agujero sutil, y delicadamente, con una muy delgada tortilla de cera, taparlo; y al tiempo de comer, fingiendo tener frío, entrábame entre las
piernas del triste ciego, a calentarme en la pobrecilla lumbre que teníamos, y al calor de ella luego derretida la cera, por ser muy
poca, comenzaba la fuentecilla a destilarme en la boca, la cual yo de tal manera
ponía que maldita la gota se perdía.
RENACIMIENTO. SIGLO XVI
ResponderEliminarEl Renacimiento viene a coincidir con el siglo XVI. El término con que se designa a este movimiento remite a la idea de “renacer”, volver a nacer, después de lo que se interpretaba como unos siglos de oscuridad: la Edad Media.
Es ésta una época en la que asistimos a importantes cambios políticos, sociales y culturales. Por una parte, la consolidación de las monarquías europeas trae consigo una activa vida cultural en torno a la corte, de modo que reyes y nobles se convierten en mecenas que impulsan la producción artística y protegen a pintores, escultores, escritores... Por otra, el desarrollo de la vida urbana, que ya se había iniciado en los últimos siglos de la Edad Media y durante el Prerrenacimiento, y el incremento del comercio, con el descubrimiento de nuevas tierras, hacen que la burguesía vaya adquiriendo una importancia creciente; y con la burguesía se va imponiendo una nueva visión de la realidad, en la que el disfrute de la vida y el arte como entretenimiento cobran gran relevancia.
Durante el Renacimiento triunfa una nueva mentalidad, iniciada ya en el siglo XV, que identificamos con el nombre de humanismo. Los humanistas recuperan el antiguo pensamiento de Grecia y Roma y a partir de él presentan una visión idealista del hombre, del amor y de la naturaleza. Frente a una Edad Media centrada en lo religioso, los humanistas consideran que el hombre es el eje de la sociedad, la medida de todas las cosas. Ése es el verdadero renacer, un renacer que implica también una reforma en la manera en que se vive la religión, con una defensa del sentimiento interior y un menosprecio de las manifestaciones meramente externas.
El humanismo es una corriente cultural que afecta a toda la cultura. Procede de Italia. Es la búsqueda del mundo clásico: la lengua, historia, filosofía del mundo clásico. Se potencian todos los estudios que tengan que ver con el hombre. Consideran que los clásicos son indispensables para la formación humana del individuo.
En literatura, el conocimiento de las obras clásicas divulgadas por los humanistas aporta nuevos temas y nuevos géneros, a la vez que impone una ideal de estilo basado en la sencillez y la armonía.
Hacia mediados del siglo XVI los ideales humanistas van decayendo, ahogados por los conflictos políticos y religiosos que asolan Europa y la reacción contra la reforma de Lutero.
La literatura renacentista forma parte de un movimiento más general del Renacimiento que experimenta la cultura occidental en los siglos XV y XVI, aunque sus primeras manifestaciones pueden ser observadas en la Italia de los siglos XIII y XIV. Se caracteriza por la recuperación humanista de la literatura clásica grecolatina y se difunde con gran pujanza gracias a la invención de la imprenta hacia 1450.
ResponderEliminarLa novedad afecta tanto a los temas como a las formas. Entre los primeros cabe destacar el antropocentrismo, el interés por la naturaleza y la recuperación de la mitología clásica. La filosofía recupera las ideas platónicas y las pone al servicio del cristianismo. La búsqueda del placer sensorial y el espíritu crítico y racionalista completan el ideario de la época. En cuanto a los aspectos formales, se recupera la preceptiva clásica (cuya raíz está en la Poética de Aristóteles), basada en el principio artístico de la imitación. También se desarrollan nuevos géneros (como el ensayo) y modelos métricos (entre los que destaca el soneto como forma estrófica y el endecasílabo como tipo de verso).
Los precedentes de Dante, Petrarca y Boccaccio dan lugar a un esplendor de la literatura renacentista en Italia en el siglo XVI. La figura directriz del gusto poético renacentista de ese siglo será Pietro Bembo, que escribió canciones petrarquistas y sonetos, pero sobre todo, se erigió en el árbitro de la literatura italiana de su tiempo, que fue el centro de irradiación internacional de este movimiento.
La introducción del renacimiento en España fue temprana. Aunque las influencias italianas ya se dejaron sentir en el siglo XV, especialmente en torno a la corte napolitana de Alfonso V de Aragón y el magisterio de Lucio Marineo Sículo, Antonio Beccadelli y Lorenzo Valla, no fue hasta el segundo cuarto del siglo XVI que Garcilaso de la Vega y Juan Boscán comienzan, a sugerencia de Andrea Navagero, a adoptar los metros y maneras de la poesía italiana. Inmediatamente comenzó a emerger una pléyade de poetas (entre los que cabe citar a Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza, posible autor del Lazarillo de Tormes (1554), o Hernando de Acuña) que emularon el camino que había tomado Garcilaso, el llamado «príncipe de los poetas españoles».
En la segunda mitad del siglo XVI las corrientes poéticas toman tres direcciones divergentes. Una evoluciona hacia el manierismo, con Francisco de Aldana (que conoció directamente las sendas de la poesía italiana de este periodo) y Fernando de Herrera, que supuso el eslabón entre la poesía armoniosa de Garcilaso de la Vega y la barroquizante de Luis de Góngora, cuyas primeras obras datan de los años 1580. La otra mira hacia un espiritualismo cristiano, bien en la línea ascética de Fray Luis de León o en las vías místicas exploradas por San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Esta segunda dirección tiene como causa directa la Contrarreforma, que tiene lugar a mediados de siglo. En cuanto a la poesía narrativa, se alcanza un culmen con el poema de épica culta de Alonso de Ercilla titulado La Araucana, que narra la conquista de Chile por los españoles. Una tercera corriente vuelve a los metros tradicionales castellanos y al vivaz octosílabo del tradicional Romancero, revitalizándolo en el llamado Romancero nuevo (Cervantes, Lope de Vega, Góngora....), y por otra parte a la lírica cancioneril en octosílabos del prerrenacimiento a través de las ediciones de Cancioneros como el de Cancionero general de Hernando del Castillo (1511, reimpreso ocho veces más en el siglo XVI)
DELVIN SUAREZ.